sábado, 8 de septiembre de 2007

Primer día de trabajo

El lunes empecé a trabajar como Consultant Costumer Service. Como si de ir a trabajar como cualquier día en Valencia se tratara, el lunes me levanté por la mañana, me hice un cafetuelo, puse la tele, cogí mi bici y me planté en la nueva empresa. Como decía el profesor de filosía que tenía Muriel en París (prestado de su blog): la inteligencia es la capacidad de adaptación. Y yo, o soy muy inteligente, o un perfecto inconsciente, porque no me resultaba extraño estar allí, no me sentía nervioso, ni inquieto. Simplemente pregunté por mi zona de trabajo, y allí me planté. Allí me esperaba mi nuevo trabajo y mis nuevos compañeros. En una enorme oficina, estoy en el departamento del Sur de Europa, trabajando junto a una chica marroquí (mi jefa), un holandés, una francesa, una mejicana, y un siciliano/holandés. Son todos muy amables, y según me han comentado los companeros de los otros departamentos, mi “team” es el más majo, lo cual, me alegra mucho. He caido en la zona adecuada. Además, como mi jefa habla español perfectamente, me fue explicando las tareas que tenía que hacer, y yo me fuí apuntando todo como un buen escolar. Poco a poco, empecé a entender que, como era el “last monkey”, iba a tener que apechugar con muchas tareas de secretariado bastanta aburridas y nada interesantes. Así que me puse manos a la obra buscando entre archivadores, consultando bases de datos, y ..... grapando papeles y clasificándolos. Después de varias horas de faena, de repente empecé a ver que mis compañeros habían cambiado sus ropas, por otras más harapientas. Algunos de ellos llevaban espadas, parches en el ojo, garfios, e incluso uno llevaba una pata de palo. La oficina se transformó en un barco en el que ondeaba una bandera negra con dos huesos y una calabera que empezó a moverse hasta alcanzar la oficina de la empresa contigua. Después, empezó una gran batalla naval. Alguien se acuerda de la primera escena de la pelicula “El Sentido de la Vida” de los Monty Phyton? Pues esa era la imagen que tenía el primer día de trabajo.
Fuera de bromas, los primeros días han sido algo aburridos. Pero conforme pasaba la semana ha ido mejorando, y ya empieza a resultar más interesante. Algo que me resulta raro, y que aqui es totalmente normal, es que no se para para comer, ni para almorzar. Cada uno se lleva de casa (o sale fuera a comprarlos) unos bocadillos, y se los come “a caraperro” delante del ordenador. Aquí, es todo más individual, la gente no hace la pausa como en España para comer juntos y socializar un poco fuera del area de trabajo. Acostumbrado al desalojo que se producía en las oficinas en Valencia para almorzar juntos, y acostumbrado a sorber el último trago del café dos minutos antes ir de nuevo a trabajar me digo a mi mismo: no debo ser tan inteligente, ya que a esto sí que me tendré que adaptar!



2 comentarios:

Dan dijo...

Hola! Yo trabajo en una empresa cerca de Amsterdam y sí que se para para comer. unos 20 minutos, en los que se socializa en la "canteen" de forma parecida a España. La diferencia es que son 20 minutos, no 60-90 minutos como en nuestra querida tierra. Lo que sí es cierto que hay un 20% que sí que come "cara-perro" frente al ordenador, pero es una minoría. Pero vamos, está claro que aquí se va al trabajo a trabajar, para que cunda el tiempo lo máximo posible, y así poder irse prontito a casa (alrededor de las 17.00). Un Saludo.

Muriel Villanueva Perarnau dijo...

Felicidades, Adolfete! Estamos orgullosos de ti. Muy inteligente. Alguna incluso creo que te envidia... Como mola eso de adaptarse por ahí, tío.